martes, 22 de marzo de 2011

Mediocridad.

(Del lat. mediocris).

1.adj. De calidad media.

2. adj. De poco mérito, tirando a malo.

Siempre me ha llamado mucho la atención la palabra "mediocridad", y bien es cierto que no me equivocaba al afirmar que las personas mediocres, están claramente sobrevaloradas. 

Desgraciadamente, hay muchas personas mediocres que mantienen relaciones con nosotros a lo largo del desarrollo de nuestra vida cotidiana.

Pero si algo está claro, es que ser mediocre, no es ser avaricioso, ni tampoco tacaño, ni siquiera la palabra "envidia" le llega a la suela de los zapatos a la palabra "mediocridad". Ser mediocre tiene un sentido más amplio que todo aquello. Significa no tener el suficiente criterio para saber no depender de los ideales de las masas, no tener la suficiente iniciativa para declinarte hacia lo blanco o hacia lo negro, no tener la suficiente personalidad para desvincularte de las modas, o incluso (y aunque parezca excesivo) no tener las suficientes ganas de disfrutar de la vida.

Las repercusiones sociales que acarrea la mediocridad, son claras: generaciones con ideales calcados, copiados y pegados de su entorno más cercano; jóvenes cómodos, que se adaptan a cualquier circunstancia social aún siendo esta incómoda para ellos, sin levantarse, sin protestas; críticas fáciles y superfluas; rechazo de otros valores que, al ser diferentes, no se aceptan, y por ello, no nos enriquecen; disminución de la curiosidad: si no sentimos curiosidad de realizar tales estudios, por ejemplo, ¿por qué no prescindimos de ellos?

Probablemente, en muchos casos, la mediocridad se disipará con el tiempo. Sin embargo, en otras personas, la mediocridad, será la ignorancia de la madurez. Eso es lo que realmente constituye un problema.

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