jueves, 24 de marzo de 2011

Demasiada negrita.

Barcos de guerra. La economía de ecuador en auge. Mediación de Rusia. EEUU envía tropas. Noruega se abstiene. Desapariciones forzosas. La OTAN se lo piensa. Bases aéreas atacadas. Se evita la caída de Bengasi. Fuerzas mal organizadas. Se incrementan las presiones de la comunidad. Brasil y Nicaragua optan por una solución pacífica del conflicto. Gadafi no cumple con el alto al fuego. Gobierno tunecino congela bienes. EEUU agradece a España su contribución en el conflicto. Sandinistas marchan por Managua en protesta. La OTAN por fin acepta dirigir la operación. Nuevo bombardeo nocturno sobre la capital libia.


Demasiada negrita, demasiados titulares. Pero creo que se nos ha olvidado algo: ¿En qué lugar queda el ser humano tras esto?
Las alianzas, las tropas, las decisiones de Gadafi o las opiniones de otros países son lo que mayoritariamente se muestra en la prensa. Sin embargo, todo aquello debería quedar en un segundo plano al observar titulares (que abundan poco, por cierto) como el siguiente: "109 muertos y 1.300 heridos en Misrata en la última semana".
¿A dónde se quiere llegar?

martes, 22 de marzo de 2011

Mediocridad.

(Del lat. mediocris).

1.adj. De calidad media.

2. adj. De poco mérito, tirando a malo.

Siempre me ha llamado mucho la atención la palabra "mediocridad", y bien es cierto que no me equivocaba al afirmar que las personas mediocres, están claramente sobrevaloradas. 

Desgraciadamente, hay muchas personas mediocres que mantienen relaciones con nosotros a lo largo del desarrollo de nuestra vida cotidiana.

Pero si algo está claro, es que ser mediocre, no es ser avaricioso, ni tampoco tacaño, ni siquiera la palabra "envidia" le llega a la suela de los zapatos a la palabra "mediocridad". Ser mediocre tiene un sentido más amplio que todo aquello. Significa no tener el suficiente criterio para saber no depender de los ideales de las masas, no tener la suficiente iniciativa para declinarte hacia lo blanco o hacia lo negro, no tener la suficiente personalidad para desvincularte de las modas, o incluso (y aunque parezca excesivo) no tener las suficientes ganas de disfrutar de la vida.

Las repercusiones sociales que acarrea la mediocridad, son claras: generaciones con ideales calcados, copiados y pegados de su entorno más cercano; jóvenes cómodos, que se adaptan a cualquier circunstancia social aún siendo esta incómoda para ellos, sin levantarse, sin protestas; críticas fáciles y superfluas; rechazo de otros valores que, al ser diferentes, no se aceptan, y por ello, no nos enriquecen; disminución de la curiosidad: si no sentimos curiosidad de realizar tales estudios, por ejemplo, ¿por qué no prescindimos de ellos?

Probablemente, en muchos casos, la mediocridad se disipará con el tiempo. Sin embargo, en otras personas, la mediocridad, será la ignorancia de la madurez. Eso es lo que realmente constituye un problema.